
Llegó el Año Nuevo y con él, el tan esperado Xacobeo 2021. Pero no ha venido sólo sino que ha traido consigo otro confinamiento, cierres perimetrales en todos los municipios de Galicia y la imposibilidad de entrar o permanecer en Santiago. Apenas hay peregrinos en el Camino. De los 1.188 que llegaron en Enero del Xacobeo 2010 a los 1.999 que lo hicieron en el 2020, todo indicaba que en este Año Santo la llegada de peregrinos en Enero superaría con creces la barrera de los 2.000. Sin embargo han sido tan sólo unos 60 privilegiados, según los datos de la Oficina del Peregrino. Claramente este 2021 no ha empezado como lo habíamos imaginado (sin entrar en temas políticos, económicos o ecológicos que como comunidad global estamos atravesando).
¿Podemos decir Ultreia?*
Probablemente tus planes también son diferentes a los que habías trazado. Quizás pensabas hacer el Camino este año y no has podido -o no podrás- venir a España. Quizás has sufrido la pérdida de un ser querido debido a la pandemia, o ha cambiado tu situación económica, familiar o laboral. Quizás estés sufriendo ansiedad, o la soledad esté afectando tu salud.
¿Podemos tener esperanza?
Muchas veces hablamos del Camino como metáfora de la vida. Y en cierta forma, este año, la metáfora se ha invertido. Lo que hoy estamos viviendo como sociedad se ha convertido en una metáfora del Camino.
Cuando somos peregrinos nos exponemos constantemente a la incertidumbre, a lo inesperado… No sabemos dónde vamos a dormir, qué compañeros de camino vamos a encontrar, cómo será el terreno, el paisaje o el clima que nos espera, qué o dónde comeremos, ni tampoco qué aventuras o infortunios tendremos… Y aunque tuviésemos la mejor app meteorológica, el mejor mapa o guía del Camino, todo nuestro itinerario reservado y pudiésemos anticipar con exactitud todos estos elementos, realmente no podemos garantizar a ciencia cierta que todo ocurrirá como lo hemos planeado. No tenemos el control de ninguna de estas circunstancias y en esto, el Camino nos ubica en nuestras propias limitaciones y nuestra humanidad. Algo puede ocurrir y de repente los planes cambian: un esguince, una pérdida, un albergue cerrado, una tormenta de nieve, falta de agua o comida, las temidas chinches… O simplemente el encuentro con nosotros mismos y nuestros pensamientos más íntimos, nuestros miedos, nuestro verdadero ser…
Al mismo tiempo, cuando somos peregrinos nos exponemos al asombro, a la belleza y a la sorpresa. Por las mismas razones. Porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar, cómo va a ser, qué transformación vamos a experimentar a raíz del Camino (sea que lleguemos a destino o que sobre la marcha tengamos que recalcular). Algo puede ocurrir y de repente los planes cambian: un compañero de camino nos ayuda a volver a creer en la humanidad, una hospitalera amable nos invita a perdonar, a soltar o a reencontrarnos con nosotros mismos… Una puesta de sol nos reconnecta con lo sobrenatural… La mochila nos enseña lo que realmente tiene valor.
¿Podemos tener esperanza? Creemos que sí, aunque no sepamos a ciencia cierta cómo será este año. Tenemos todo lo que necesitamos para dar el siguiente paso.
«La mayoría de las veces sólo tenemos la luz suficiente para ver el siguiente paso: lo que tenemos que hacer en próxima hora o el próximo día. El arte de vivir es disfrutar de lo que vemos y no quejarnos de lo que permanece oculto. Cuando somos capaces de dar el siguiente paso, podemos caminar por la vida con alegría y ser sorprendidos de cuán lejos llegamos. Alegrémonos de la pequeña luz que llevamos y no pidamos el gran haz de luz que despejaría todas las sombras.»
– Henri Nouwen
Quizás el siguiente paso sea volver a recordar nuestra condición de peregrinos, allí donde nos encontremos. Si algo nos ha enseñado el Camino es que éste empieza cuando llegamos a Santiago. Si algo nos ha enseñado la pandemia, es que lo que verdaderamente importa está en nuestro corazón y en nuestro hogar. Entonces, es posible vivir como peregrinos aún en tiempos de Covid. Aunque no podamos poner nuestros pies en peregrinación, sí podemos poner nuestro corazón en peregrinación.
Como dice una antigua canción:
«Felices aquellos cuyos corazones están puestos en peregrinación.»
– Los hijos de Coré
Podemos decir ¡Ultreia! et Suseia.
Feliz 2021.
– F.B.
* Antiguamente, el saludo entre peregrinos era «Ultreia, suseia, Santiago» [sigue adelante, que más allá está Santiago]. Cuando un peregrino saludaba a otro diciéndole «Ultreia» («sigue adelante») el otro respondía con «Et suseia!» («y más allá!»). En la actualidad se saluda con «Buen Camino«.
P.D.: Si aún no lo has visto, te invitamos a ver el video oficial del Xacobeo 2021.